La melodía de los perfumes

¿De qué nos habla un perfume?

Un perfume es como una suave brisa que nos acaricia sin que siempre lo notemos, irrumpe en nosotros y se fija de forma permanente, conquistando el imperio de nuestras sensaciones en un determinado momento, generando así una impresión en nuestra memoria, dejando una huella en nuestra historia. Así como el dulce placer de escuchar una bella melodía nos transporta a lugares insospechados, la exquisitez de un aroma también puede llevarnos a los rincones inimaginables.

Sabemos que los compositores musicales conciben su obra de acuerdo a su propia experiencia, sus sensaciones, emociones y sentimientos, guardados lo más profundo de su corazón. Pero la verdadera maravilla de su creación yace en que pueda ser escuchada por otras personas de diferentes lugares y que se vean conmovidas por esos sentimientos, que esas emociones de la creación las alcancen y puedan deleitarse, disfrutarla, resignificándola, convirtiéndose en los nuevos protagonistas, haciendo propia esa obra. Es así como se generan nuevas inspiraciones e historias, logrando la música, esparcir su magia. Un perfume tiene ese mismo encanto.

El perfumista mezcla en su recipiente de vidrio, esencia de limón, lavanda, rosa, cedro y ámbar, tratando de plasmar en su creación el perfume que mantiene en su memoria, para poder sentir que esa fragancia lo vuelve a abrazar. Busca el delicado equilibrio entre las notas aromáticas que la componen, hasta que al sentirlo, cerrando los ojos, logra transportarse, conectarse con aquella añorada experiencia.

Así es como un perfume nace, tímidamente, para luego crecer y empezar a alcanzar con esos sentimientos a otras personas, y así empezar a recorrer con ellas distintos lugares, acompañarlas en oficina, en su hogar o en una cena romántica, o simplemente en ese momento de descanso y relajación al final del día. El aroma que se forma con el conjunto de las esencias, refleja el espíritu y la intensidad de su creador.

Cada componente en un perfume es importante, como sucede en una canción. Todos los componentes en perfecta armonía son los que hacen que la creación sea bella, aun cuando haya uno en particular que sea el corazón de la obra.

El compositor juega con las notas claves para que hagan brillar su melodía. Como a una canción podemos reconocerla por la interpretación de un solo instrumento, podemos identificar un perfume por sus notas principales. Pero son los detalles, las sutilezas, las que le dan su personalidad y lo vuelven una creación única. Así, el perfumista se aventura a experimentar con notas esenciales y delicadas, hasta dar con la combinación perfecta que convierta su perfume en una verdadera obra de arte.

Los perfumes, de la misma manera que la música, están presentes en nuestra cultura y tienen un lugar particular en nuestra sociedad, desde donde acompañan a la moda, siguen tendencias, y cada generación le brinda una impronta con su propio estilo.

Música y perfume caminan de la mano

Hablemos un poco del arte que es componer música.

Un gran director y compositor argentino, muy reconocido, nos explica que en la armonía hay un rol destacado para cada nota que forma un acorde. Un acorde es una composición simple de tres sonidos, que van del grave al agudo.

Existe, entonces, una nota Fundamental, más grave, que le da nombre al acorde y actúa como cimiento de la obra. Paralelamente, en un perfume, tenemos las denominadas notas bajas que conforman su base, y permanecen a lo largo del tiempo.

Luego, tenemos una nota Mediante, que define si ese acorde sonará triste o alegre. Mientras que en los perfumes, podemos compararla con las notas medias, también llamadas notas del corazón, dado que son las que agregan el componente emocional, las que nos conmueven, despertando nuestras sensaciones.

Y, finalmente, tenemos una nota Dominante, que si bien mantiene una relación fuerte con la nota Fundamental, como su nombre lo indica, si se duplica, puede llegar a ser más atractiva o, incluso, estar más presente que la nota Fundamental misma. En los perfumes, esta nota se correspondería con las notas altas, que son las que inicialmente captan nuestra atención, nos cautivan, nos fascinan. Es la primera impresión que nos da la fragancia.

Es importante, tanto en la composición musical como en la creación de un perfume, que cada nota tenga su propio equilibrio para conformar una armonía en conjunto con el todo.

Ahora pensemos, por ejemplo, en la armonía coral, que se compone de cuatro voces mixtas. Si consideramos las notas que componen un acorde, notaremos que deberá repetirse una de aquellas tres notas para que se conserve la armonía. Dependiendo de qué nota sea la que se duplique, será el color que adquiera el acorde, dado que la repetición de las notas, hará que sea su cualidad la que resalte dentro del acorde. Lo mismo ocurre con las fragancias, si duplicamos las notas medias, serán sus particularidades las que sobresalgan en el perfume.

El compositor idea distintas combinaciones que, al producirse a lo largo del tiempo, crean una melodía con una sucesión de sonidos que se percibe como una sola entidad, nace la obra. Esta se desenvuelve en una secuencia lineal, con una identidad y significado propio dentro de un entorno sonoro particular. No se trata entonces meramente de una serie de sonidos aislados que se repiten, sino que su combinación en armonía nos crea, por ejemplo, un paisaje completo, con las montañas, los ríos y los pájaros, nos hace vivir, nos hace sentir ese lugar, sentir esa tranquilidad. La combinación de los acordes en armonía vuelve tangible esas sensaciones. Este es el mismo secreto detrás de los perfumes, que mediante la combinación armónica de sus notas altas, medias y bajas, logran hacernos experimentar las más variadas emociones. Como el músico se esfuerza por lograr esto en su partitura, un perfumista se esmera en lograr la mezcla perfecta de las notas aromáticas en sus perfumes.

Ahora bien, consideremos un instrumento musical como un piano. Prácticamente todos los  modelos modernos tienen 88 teclas: 36 negras y 52 blancas.

Siguiendo con la analogía musical, podríamos representar la volatilidad en los distintos aceites esenciales en una escala del 1 al 88. Al ubicarlos en un registro en forma secuencial, observamos cómo los diferentes aceites esenciales encarnan las notas altas, medias o bajas.

Si tomamos las diferentes notas, los aceites esenciales, y los combinamos en un momento dado, obtendríamos un acorde, que se correspondería con la sensación que nos produce en ese determinado instante.

Además, si contemplamos la proyección a lo largo del tiempo de las notas aromáticas, observaremos que las notas altas son las más volátiles, por ende, su aroma se deja de sentir más rápidamente, mientras que las notas bajas, son las menos volátiles, pudiendo ser percibidas a lo largo de mucho más tiempo.

Teniendo en consideración lo mencionado es que, para la creación de un perfume, el foco está puesto en las distintas posibilidades que existen de combinar estas notas de una forma armónica y equilibrada, que permitan lograr sensaciones de relax, sosiego (armonía consonante), y de tensión aguda (armonía disonante).

Concluimos, por lo tanto, que la “Armonía de una Fragancia” es el equilibrio de las proporciones entre las distintas partes de un todo, y su resultado siempre subyace en la belleza de la sensación olfativa. En el arte de la fabricación de perfumes, el estudio de la armonía involucra a las notas aromáticas y su confección, así como las progresiones de las combinaciones y los principios de conexión que los rigen.

Podemos interpretar que la armonía de los aromas hace referencia al aspecto «vertical», simultáneo, de las notas aromáticas y su percepción, que se distingue del aspecto «horizontal», apreciable en la melodía formada por la sucesión de notas a lo largo del tiempo.

En el arte del perfume encontramos la combinación de las esencias, que da forma a la esencia misma de la obra y a la armonía de la fragancia.

El Perfume, tu perfume, una buena melodía de notas y acordes que se suceden de forma armoniosa construyendo una historia, tu mejor historia.


Agradecimientos

Quisiéramos agradecer especialmente al compositor y director Diego Licciardi, y a la Lic. Micaela A. Gaitán, por sus valiosos aportes en la elaboración de este artículo.